Una solución a los puentes de Valencia tras la riada de 1957

La riada del 13 de octubre de 1957 tuvo efectos catastróficas para la ciudad de Valencia, de forma que se empezaron a pensar en soluciones para que no se volviera a repetir.

Carlos Fernández Casado apuntó una de esas soluciones en un artículo publicado en la Revista de Obras Públicas, nº 2.928, en 1959. El ilustre ingeniero riojano determinó que los puentes existentes en Valencia sobre el viejo cauce del río Turia, perdían su función en caso de fuertes riadas, para pasar a comportarse como «puentes presa» dificultando o impidiendo el desalojo de las grandes avenidas, ya que los puentes del Turia tienen una característica especial y es su poca altura (máximo 10-12m) en relación con su longitud (entre 150-170m), junto al hecho de ir encajonados entre los pretiles que delimitan el viejo cauce.

Para ello estimó cuál era la superficie útil de desagüe de los puentes dentro del viaje cauce, determinando, mediante cálculos, que la superficie útil de desagüe de los puentes, era, en el mejor de los casos, inferior al 40%, como se puede ver en las imágenes adjuntas.

Gráficos de la Revista de Obras Públicas, nº 2.928, de 1959

Ante esta realidad, Carlos Fernández Casado proponía una drástica medida, siendo consciente del grave impacto que en la sociedad valenciana iba a tener la misma y que consistía en derribar todos los puentes y sustituirlos por unos nuevos, de un modelo diseñado por él, que denominó de altura estricta, cuyo único ejemplo en Valencia lo podemos ver en el Puente de las Glorias Valencianas, conocido popularmente como Puente de Ademuz, del que Carlos Fernández Casado fue su autor.

Puente de las Glorias Valencianas de Carlos Fernández Casado, único ejemplo del modelo de altura estricta diseñado por el ingeniero riojano

Siendo consciente Fernández Casado del valor histórico y patrimonial de los puentes renacentistas, ideó una solución para preservar la imagen y el recuerdo de estos puentes, consistente en Llevar a los muros marginales los sillares de los dos frentes, reproduciéndolos al nivel exacto, como si se hubieran rebatido contra el muro.

Afortunadamente para todos los valencianos y las generaciones posteriores, finalmente se optó por otra solución, consistente en desviar el cauce del río Turia por el Nuevo Cauce, proyecto que se denominó Plan Sur y que aleja completamente el riesgo de que se vuelva a repetir una inundación en la ciudad como la acontecida en 1957.

Conviene no obstante insistir en que no hay que juzgar peyorativamente, ni con la óptica del presentismo, la solución que proponía Carlos Fernández Casado, conviene más bien, situarla en el contexto de la época, a los pocos meses de la peor riada que había tenido nunca la ciudad en su época reciente y que era una solución que alejaba el peligro de repetición de la catástrofe de 1957.