Autor: Pedro Viñas, Francesc Tona 1407
Estructura: Tiene un perfil alomado, consta de 10 arcos apuntados de 13,60m de luz, sobre 9 pilas de 2,75m de ancho, con tajamares en cuña, de sección triangular, con dos escaleras de acceso al cauce aguas abajo
Materiales: Piedra de sillería
Tipología: Bóvedas apuntadas
Número de vanos: 10, de 13,6m de luz
Longitud: 158m
Anchura: 10,50m
Presupuesto: 15.796 sueldos de 1407 por las 359 hiladas de sillería que habían labrado, a destajo, los maestros canteros Mateu Teixidor y Julià Martínez
Reformas: El puente ha tenido diversas intervenciones y reparaciones para garantizar su mantenimiento, la más importante de las cuales tuvo lugar en 2005, junto con el puente de Serranos, en que se cosieron con anclajes de fibra de vidrio las grietas, se cambio la pavimentación por adoquinado y se recuperaron las dos escalinatas, para lo que se rebajaron los pretiles en las embocaduras de las mismas y se repusieron los peldaños que estaban deteriorados.
IMD: 7.182 vehículos en días laborables en 2023, habiendo aumentado un 1% respecto a 2019
Localización del Puente de la Trinidad en Google Maps
Situado entre los barrios de Trinitat y la Seu y la Xerea, comunica, por la margen derecha, las calles del Conde de Trénor y Pintor López, en paralelo al cauce y la calle Salvador, en la dirección del puente y por la margen izquierda, la calle de la Trinitat y la calle de San Pío V, en paralelo al cauce y la calle Alboraya, en la prolongación del puente
El puente de La Trinidad es el puente histórico más antiguo de la ciudad y es, junto al puente del Mar, el que tiene más marcadas las trazas góticas, por sus arcos apuntados, frente a los arcos escarzanos de los otros tres puentes históricos, Serranos, Real y San José. Como el puente de Serranos, no cabe hablar de un único puente que es el que ha llegado hasta nuestros días, si no de varios puentes que han compartido la misma ubicación. El puente ha tenido diversas denominaciones conocidas, puente Al-Warraq, de la época musulmana, puente de los Catalanes, después de la conquista de la ciudad por Jaime I y finalmente puente de La Trinidad, cuando se construyó el puente definitivo, que daba acceso al Monasterio de la Trinidad, construido enfrente del puente, en la margen izquierda.
Valencia fue una ciudad romana, las ciudades romanas se construían sobre dos vías principales, cardo y decumano, con orientaciones norte-sur y este-oeste. El puente de la Trinidad, está en la prolongación de la calle del Salvador, que según los historiadores, era el cardo de la Valentia romana. Por esta razón, es fácil suponer que en la época de los romanos debió haber un puente en esta ubicación, puente que sería aprovechado por los árabes, aunque bien pudiera ser una palanca o puente de madera, que era vía de comunicación al arrabal de Vilanova, la actual Alboraya.
Como el resto de puentes de la época, el puente de la Trinidad ha sufrido las múltiples avenidas del río Turia, que lo han derruido en diversas ocasiones, teniendo constancia por ejemplo, que la avenida de 1321 lo derrumbó. En 1345 se dispuso repararlo, junto a los puentes del Real y Serranos, haciéndolo de cantería, pero no llegaría a concluirse, seguramente a causa de la riada de 1358, que lo volvería a derrumbar. La necesidad de conectar la ciudad con el Monasterio de la Trinidad, hace que se tome la decisión de construir un puente de piedra, suficientemente robusto, encargando una maqueta en yeso en 1401 a Mateu Teixidor, iniciándose a continuación las obras del puente, encargadas al maestro Pedro Viñas siguiendo el diseño del maestro cantero Francesc Tona, concluyéndose en 1407.
Se construyeron unas escalinatas de acceso al cauce, aguas abajo, en sustitución de los tajamares tercero y octavo y se piensa que estas escalinatas actuaron de contrafuertes y junto con la disposición perpendicular al cauce del puente, permitieron al mismo resistir la avenida catastrófica de 1427, que derribó los otros puentes de la ciudad, lo mismo que en la riada de 1517, en que cayeron los puentes del Real y Serranos. Estas escalinatas no obstante, no llegaban completamente al lecho del cauce, en previsión que subieran a la ciudad diversas alimañas. En la última intervención que se hizo en el puente, se prolongaron las escalinatas para permitir el descenso al jardín del cauce.
El puente, de piedra de la cantera de Rocafort, consta de 10 vanos formados por arcos apuntados, que descansan sobre 9 pilas y los dos estribos laterales en las márgenes del río. Los vanos tienen unas luces aproximadas de unos 13,5m, siendo algo menor la de la primera arcada. El puente tiene una longitud aproximada de 158m y un ancho de 10,5m. Las pilas tienen unos 2,75m de ancho. Tiene un perfil alomado, con una pendiente no muy acusada, por ambos extremos. La planta del puente es perpendicular al eje longitudinal del cauce. Las pilas están rematadas en ambos extremos, aguas arriba y aguas abajo, por unos tajamares de planta triangular, rematados por una cubierta piramidal, que llega hasta el tímpano, salvo en los tajamares tercero y octavo de aguas abajo, en que existen unas escaleras que permiten la bajada al cauce desde el tablero del puente. El pretil es de sillería, con una doble hilada, estando la superior biselada. A ambos lados de cada tajamar, se ubican unas gárgolas para la evacuación de las pluviales que recoge el tablero. La cimentación es de losa continua de 1,8m de profundidad. Los tajamares de aguas abajo, como en el resto de puentes históricos, son de planta triangular o de cuña, a diferencia de los que solían construir los romanos, como en el puente de Córdoba, de planta semicircular, para pacificar el encuentro de las aguas rebasado el puente, evitando que se descalzara la pila por el remolino generado.
Sobre el segundo tajamar, en ambos lados, están actualmente las estatuas de Giacomo Ponzanelli, de San Luis Bertrán, aguas abajo, a la derecha y Santo Tomás de Viilanueva, aguas arriba, a la izquierda, en la misma posición en que estuvieron colocadas sobre el Puente de San José. Esta posición, sin embargo, es incorrecta, ya que por el orden jerárquico deberían estar al revés. Según la costumbre, las estatuas se colocaban en los casilicios o edículos antiguos sobre el primer o segundo tajamar, que era el que estaba más próximo a la ciudad y conforme a esto, el que recaía aguas abajo, quedaba a la derecha y era el lugar de preferencia para el Santo de mayor orden jerárquico, pero problemas con la peana al colocar la estatua de Santo Tomás de Villanueva en el Puente de San José, hicieron que se alterara este orden y se colocaran como se ha indicado y posteriormente, cuando en 1942 se ubicaron estas estatuas en el puente de la Trinidad, se colocaron de la misma forma.
Anteriormente a estas estatuas, estuvieron colocadas las de San Bernardo Mártir, aguas abajo y las de sus hermanas María y Gracia, mártires también y patronas, junto con su hermano, de Alzira. Estas estatuas fueron deterioradas en la Guerra de la Independencia por las tropas francesas y se retiraron definitivamente en 1823.
En la margen izquierda hubo en su día una rampa de acceso al cauce, según se puede ver en distintos grabados de la época, que en algún momento fue eliminada, prolongando el pretil del puente para encontrarse de forma achaflanada con el del río, ubicando un pequeño banco de piedra en voladizo en el pretil del puente y uno de mayor longitud, sobre unos 12m. en el pretil del río.











