Autor: Santiago Calatrava 1988

Estructura: Dos tableros losa de hormigón armado. Doble tablero con espacio intermedio de 18m y dos plataformas peatonales de 4m, suspendidas junto a los tableros

Materiales: Hormigón armado

Tipología: Losa nervada oblicuamente

Número de vanos: 19

Longitud: 145m

Anchura: 2 x 11m (calzadas) + 2 x 4m (aceras) + 18m (espacio intermedio)

Presupuesto: 3M€

IMD: 65.331 vehículos en días laborables en 2023, habiendo disminuido un 3% respecto a 2019

Localización del puente en Google Maps

Situado entre los barrios de Nou Moles, Sant Pau y Campanar, comunica, por la margen derecha, el Paseo de la Pechina y la calle del Nueve de Octubre, en la dirección del puente y por la margen izquierda, la Avenida de Manuel de Falla y la Avenida de Pío Baroja, en la prolongación del puente.

Puente urbano de hormigón de doble tablero, del que originalmente se construyó únicamente uno, ampliándose posteriormente al segundo, de longitud total cada uno de los tableros de 145 metros, uno para cada sentido del tráfico, con 11 metros de anchura cada uno y con una importante separación de 18 metros entre los mismos, formando en el centro un espacio descubierto y con dos plataformas independientes de 4 metros, para peatones, adosadas en los extremos exteriores de los tableros y separadas 1 metro de los mismos.

Al quedar conectadas al tablero únicamente por vigas de hierro en diagonal de escaso diámetro, las de mayor grosor, trabajando a compresión y las más delgadas, a tracción, sin otro apoyo o sustento a tierra, estas plataformas causan el efecto de estar suspendidas. La distancia de un metro de separación existente entre la plataforma y el tablero refuerza la idea de suspensión. Las barras metálicas superiores no forman parte del conjunto resistente, son elemento de sujeción de la rejilla metálica que cubre el hueco de separación entre tablero y plataforma peatonal.

Los bajos de los tableros, diseñados también para cumplir una destacada función estética, se conforman sobre una trama de arcos escarzanos de hormigón, de geometría variable, con trazado manual, replanteados por cotas, con una disposición en zigzag, que conectan una viga continua, de hormigón armado, de gran canto, en el extremo exterior de cada tablero sustentada en dieciocho finos pilares de hierro, simplemente apoyados, como bielas, que confieren una sensación de gran ligereza, separando sus diecinueve vanos y en el extremo interior están apoyados los tableros en diecinueve pilares de hormigón, de alzado diagonal, a modo de tajamares, que como si fueran contrafuertes, reciben la carga de los arcos.

El proyecto original del puente y del jardín del Turia, contemplaba una lámina de agua bajo el puente, que finalmente no se construyó. Las bases de los pilares de hormigón estaban preparadas para albergar unas luces, que finalmente no se colocaron.

Los estribos, amplios, de formas onduladas, como si fueran olas, en el espacio descubierto entre los tableros y de baquetones verticales bajo estos, construidos con hormigón estructural blanco, fueron diseñados al lado de grandes rampas de acceso al cauce. Como elemento decorativo, en los cuatro ángulos del conjunto, Santiago Calatrava proyectó esculturas con base de hormigón y remate de acero a modo de gárgolas, de perfil muy estilizado, que culminan el puente y parecen, vistas de espaldas, águilas con las alas desplegadas.

El paso para peatones se ilumina por una doble línea central de farolas y una serie de luminarias en el suelo protegidas por una carcasa de metal denominada pechina. Barandilla, farolas y lucernas están diseñadas exprofeso y ejecutadas en hierro y mantienen todas una unidad de estilo que personaliza la obra.

Con una intensidad media diaria de vehículos en días laborables, en 2019, de unos 67.000 vehículos, es el segundo puente sobre el viejo cauce del río Turia, que mayor tráfico soporta, habiendo pasado a la primera posición en 2023, con unos 65.300 vehículos de intensidad media diaria en días laborables.